Colonia del Sacramento está ubicada en Uruguay, a solo 50 kilómetros de Buenos Aires, Argentina, cruzando el Río de la Plata y a 177 kilómetros de Montevideo. Este post narra, de forma resumida, un viaje que hicimos a esta ciudad hace algunos años atrás, en el tiempo en que vivíamos en Buenos Aires.

Cómo llegar a Colonia del Sacramento desde Buenos Aires
Para llegar a allá, tomamos un ferry. En nuestro caso fue un Colonia Express que embarcamos en La Boca, al final de Puerto Madero. Esta línea de ferries es más barata y menos “cheta” que su gran competidor Buquebus. Hay otras alternativas para cruzar el Río de Plata… pero eso te lo contaremos en otro post.
Tomamos el primer ferry de la mañana, que sale a las 9 y luego de 1 hora con quince minutos estábamos desembarcando en Colonia del Sacramento.
Esta ciudad era la primera que visitamos en un bello viaje que hicimos por la rivera del río Uruguay, que es uno de los afluentes que desemboca en el Río de la Plata. Este viaje tenía como intención llegar a Brasil, y así lo hicimos.
Nuestra gran aventura en Colonia del Sacramento
Cuando llegamos ya no existía el famoso camping. En su lugar solo quedaban una mesas y unos quinchos abandonados. No habían servicios higiénicos ni nada. Solo algunas casas y algunos kioscos. En uno de ellos preguntamos por el camping y nos dijeron que por cuestiones de seguridad, entre otras cosas, lo habían cerrado, porque en el bosque donde estaba emplazado, los árboles estaban viejos y caían con facilidad.
Era principios de marzo y se acercaba ya el otoño. No teníamos dónde dormir, y optamos por aprovechar la lejanía y soledad del lugar e instalamos nuestra carpa en la playa, ahí mismo en Real de San Carlos. El lugar inspiraba tal grado de seguridad y paz que dejamos todas nuestras cosas dentro de la carpa, cerrada con un candado pequeño, obviamente con la excepción de las cosas de valor como dinero, cámara, iPad, etc.

Una vez instalados, nos devolvimos a Colonia para recorrerlo bien, ahora sin tanto peso y con más calma.
Colonia del Sacramento es más bien pequeño, la mayoría de los turistas que lo visitan van desde Buenos Aires por el día. Difícilmente da para mucho más.
La ciudad es muy bella. La arquitectura del casco histórico es en general colonial y post-colonial, en una fusión de españoles y portugueses. Lo recorrimos completo ese día, incluso nos dio para almorzar en un lado y en la tarde comer algo rico y tomarnos una “Patricia”, la cerveza típica de Uruguay.
¡Pudimos haber muerto!
Ya atardeciendo, nos devolvimos a nuestra carpa. De a poco comenzó a sentirse cómo el viento aumentaba su fuerza. Se avecinaba una tormenta, pero ya estábamos ahí y no podíamos hacer mucho. De un momento a otro, comenzó la lluvia, y el río de la Plata se escuchaba rugir como si fuera el mar.
Nuestra carpa era pequeña, pero de montaña y está hecha para aguantar climas inhóspitos. De todas formas, este clima se sentía aterrador, así que aseguramos el perímetro, haciendo canaletas. En general tomamos todas las precauciones que un campista debería tomar ante la lluvia. Al menos las precauciones que conocíamos. Luego, nos acostamos, pero lo de dormir estaba difícil. Además, la carpa tenía una suerte de escotilla, una “ventana” que daba hacia el cielo (horrible si es que quieres dormir hasta medio día) y por ahí comenzamos a ver una bella, pero escalofriante, tormenta eléctrica. Abrimos la carpa y miramos hacia Buenos Aires y se alcanzaba a ver desde allí cómo la ciudad se iluminaba con los rayos.

Algo de tranquilidad nos llegó un rato después, cuando dos perritos se fueron a refugiar bajo el alero de nuestra carpa. Ellos nos dieron compañía y el calor de sus cuerpos (y su olor a mojado) se colaba a la carpa, así que, acurrucados los 4 rogamos despertar vivos y nos «dormimos».
Despertamos y el panorama era más bien desolador, muchos árboles caídos a nuestro alrededor, y uno de ellos muy cerca de nosotros. Nos salvamos de milagro. Pero bueno, lo que no te mata, se convierte en una buena historia.
Tomamos nuestras cosas y nos encaminamos esas misma mañana a nuestro siguiente destino «A pata pelada» … Fray Bentos.
Qué visitar en Colonia del Sacramento

Si bien la ciudad es pequeña, no por eso no cuenta con atractivos dignos de ser visitados. Te dejamos los que nos gustaron más:
- La puerta de la ciudadela
- La calle de los suspiros
- El Faro
- Iglesia Matriz
- Museo Portugués
- Basílica del Santísimo Sacramento
- Avenida General Flores
- Plaza de toros Real de San Carlos
- … Y por supuesto, la Playa Real de San Carlos, donde pudimos haber quedado aplastados por más de un árbol.
Pronto se vienen más aventuras de cómo terminamos en Río de Janeiro mochileando y haciendo dedo desde Colonia del Sacramento.