Geysers del Tatio, un imperdible en auto en San Pedro de Atacama.
No puedes estar en San Pedro de Atacama y no hacer la visita matutina a los Geysers del Tatio.
Pese a que nos dijeron que no era fácil el camino, decidimos hacerlo igual, pero de manera precavida. Los tours cobran aproximadamente $40.000 por persona (unos 80 USD). El precio por dos personas no deja de ser excesivo para «A pata peladas» como nosotros. Además, nos comentaron que los choferes manejan a una velocidad excesiva en un camino sinuoso. Lo que hicimos entonces, fue averiguar a qué hora partían los tours para nosotros irnos distanciados de ellos. Finalmente, decidimos partir a eso de las 3:30 am, para tener una media hora de ventaja a los tours.
En general todas las expediciones de San Pedro, son fáciles de hacer, con excepción de esta. Para llegar a los Geysers, tienes que adentrarte en una aventura en donde el camino es largo y extremandamente oscuro. El viaje dura aproximadamente 3 horas, al menos así fue para nosotros, ya que por el lado que elegimos no puedes ir a mucha velocidad. Ya hablaremos de esto…
Comienza la aventura…
Nos armamos de provisiones el día anterior, y en la madrugada nos pusimos en camino. En los Geysers no hay comercio y uno de los enganches de los tours es darte desayuno mientras miras el espectáculo. Si bien el camino en general está señalizado, hay algunas señaléticas que se tornan confusas. Esto, debido a la nula luminosidad que hay en el camino. Solo te guían los focos del auto y el cielo estrellado. No solo las curvas te frenan, sino también los zorros y ratoncitos que se cruzan por el camino te obligan a disminuir la velocidad.
Llegamos a eso de las 6 am al recinto (entre las 7 y 7:30 los geysers se manifiestan en su máximo esplendor), donde hicimos una parada en los servicios higiénicos antes de continuar hacia el estacionamiento.
Ahora sí, la real aventura
Si bien en la entrada nos dijeron que encontrar las columnas de humo era fácil, a la hora que llegamos, las fumarolas son apenas perceptibles. La verdad, nos súper confundimos y frente a la confusión, seguimos a una furgoneta similar a las que usan los tours. La peor idea posible. Al parecer no fuimos los únicos perdidos, pues detrás de nosotros, otros tomaron la misma decisión. Así fue, como en caravana comenzamos a subir un cerro. Poco a poco, todo se tornó sospechoso y dudamos en un momento que el auto de adelante supiera el camino adecuado. Lo peor de todo es que no había manera de retornar porque el camino era estrecho y era muy difícil virar. Lo anterior se sumaba a que ya comenzaba a amanecer y estábamos cerca de perdernos lo que veníamos a ver.
En un momento pasó lo inevitable, llegamos al borde de un acantilado… y al final del camino. Solo quedaba una ruta, devolverse… pero ¿cómo?
Aquí, varados nos bajamos para tomar una decisión como «caravana». Ahí descubrimos que en la furgoneta iban 4 turistas estadounidenses de unos 20 años solos y que, más encima, habían pinchado una de sus ruedas. Detrás de nosotros iba una pareja de italianos. Por suerte, el auto de atrás y nosotros éramos más hábiles al volante. Hablamos entre todos y ellos, los chicos de EE.UU, nos convencieron de que podrían arreglárselas solos. Así que, con extremo cuidado, dimos la vuelta subiendo un poco la camioneta en la ladera. Luego de eso, corrimos de vuelta a los geysers.
Ya retornando, avisamos a Carabineros para que fueran en auxilio de estos chicos, pero descubrimos que ya se las habían arreglado para regresar.
Comienza el show
Al final de cuentas, todos logramos ver el espectáculo que brindan los geysers, con sus altas fumarolas y el olor a azufre característico de las aguas termales. Mientras tomábamos café (porque el frío cala hondo), admirábamos la belleza de este espectáculo natural.
Unas semanas antes de nuestro viaje, se había accidentado una turista belga, por lo que estaba todo cercado. Nos dimos cuenta que si uno es cuidadoso, no tiene por qué accidentarse. Esto nos los confirmó un guía turístico que se nos acercó a conversar. En general la gente sufre accidentes porque se expone excesivamente y no mide el potencial peligro.
El guía buena onda
Como un buen viajero «a pata pelada» Rodrigo conversa con quién se le cruce en frente. Fue así como comenzó a conversar con este «guía» que se nos acercó. Su tour consistía en pasear de forma privada a 2 franceses ya mayores. Su francés era muy bueno. Lo más genial es que la buena onda fue tal, que les preguntó a sus «clientes» si podía invitarnos al tour. Los franceses estuvieron de acuerdo ❤. Así que, como decimos acá, «ni tonto, ni perezoso», continuamos el tour con ellos.
Caminando, llegamos a una especie de termas. Estas no eran muy calientes considerando el frío que hace allí por la mañana. El guía, como no vio al grupo muy entusiasmábamos con las termas, decidió llevarnos a un lugar al que pocos acceden y en el que hay verdaderas aguas termales.
Las termas desconocidas
Nosotros, que en un principio pensábamos ir a las termas de Puritama, no dudamos en aceptar esta invitación. Esto, sobre todo porque nuestro nuevo amigo hablaba de lo solitario y hermoso que era el lugar, así que le pedimos que nos guiara. Este rinconcito estaba a unos cuantos kilómetros de los geysers, tomando la derecha. Cosa extraña, ahí nos encontramos nuevamente con los mismos norteamericanos de la mañana, pero que ya se iban. La cantidad de encuentros con estos personajes fue inaudita. Una vez que se fueron, estuvimos solos, rodeados de guanacos, en afluentes termales no intervenidos por el ser humano, que ofrecían aguas a 37 grados.
A eso del medio día y después de este relajo, nos montamos sobre el camino que nos llevaría hacia San Pedro. Ahora con luz, nos dimos cuenta de que había otro camino en mucho mejor estado.
Ahora, con más tranquilidad, disfrutamos mucho de la vuelta y sus hermosas vistas. Allí sacamos fotos del paisaje inmaculado del altiplano, que solo estaba siendo intervenido por las manadas de guanacos.
A eso de las 15 o 16 horas ya estábamos de vuelta en San Pedro de Atacama.
PD (cosas del destino): a los estadounidenses de la furgoneta nos los encontramos un montón de veces en el siguiente orden: Bus desde terminal de buses al Aeropuerto de Santiago, en nuestro vuelo a Calama, en el Aeropuerto de Calama, en San Pedro de Atacama, perdidos en los Geyser, en las termas desconocidas y en nuestro vuelo de vuelta a Santiago 🤪. Cosas del destino.
Marisol Salvo
2 octubre, 2024 en 11:15 am
Hola amigos en que fecha fueron a San Pedro de Atacama,